La palabra stav deriva de la palabra aramea para invierno, sitva, que fue su significado original desde la antigüedad ya que los babilonios, por ejemplo, dividían el año en 3 temporadas y no en 4 como lo hacemos nosotros hoy. No fue hasta el siglo XIX cuando un erudito, Mordechai Yaweel, definió el stav como lo que conocemos como otoño para adaptarse a las costumbres europeas. Muy pronto, surgió la primera generación de hablantes de hebreo que definieron stav como otoño y no como invierno.