fbpx

Baal, El Hijo de Dios

Baal

Según la tradición hebreo, el pueblo de Israel vuelve a la tierra prometida por Dios luego de haber sido esclavos en Egipto. Este hecho se considera que sucedió en el siglo XII a. C. y la tierra prometida era conocida en ese momento como Canaán y estaba habitada, lógicamente, por los cananeos los cuales llegarían a tener gran incidencia en el crecimiento de toda la zona y todas las diferentes etnias que vivirían en esta zona de ese momento en adelante.

Los cananeos eran poseedores de una religión rica en mitos y leyendas la cual estaba encabezada por “El”, la deidad principal, conocido también como «padre de todos los dioses», «el dios supremo», «el creador» y «el bondadoso». Por lo general, “El” se representa como un toro, con o sin alas. Junto a El se encuentra la diosa Asera (la madre de todos los dioses, la esposa celestial). Y de ellos nace Baal, el hijo de Dios que era representado como un joven guerrero, pero también como un “toro joven” (becerro).

Baal era una divinidad muy querida y respetada por la mayoría de los pueblos de Asia Menor y el medio oriente: fenicios, cartagineses, caldeos, babilonios, sidonios, filisteos, cananeos e incluso en parte por los hebreos. Hasta el día de hoy se utiliza la palabra “ba´al” en hebreo que significa esposo o dueño.

Era el dios de la lluvia, el trueno y la fertilidad. En la Biblia Baal (בעל Ba‘al) es llamado uno de los “falsos” dioses, al cual los hebreos rindieron culto en algunas ocasiones cuando se alejaron de su adoración a Yahweh. Pero para los fenicios, por ejemplo, fue adorado junto a uno de sus dioses más importantes, Dagan, dios de los cereales.

Poco se sabía de la adoración a Baal. hasta que las excavaciones de Ugarit (la moderna Ras Shamra, situada en la costa de Siria, frente al extremo nordeste de la isla de Chipre) sacaron a la luz muchos objetos religiosos y cientos de tablillas de arcilla. Se cree que muchos de esos documentos antiguos, conocidos ahora como los textos de Ras Shamra, son las liturgias o las palabras de aquellos que participaban en los rituales de las fiestas religiosas.

Reconstruccion informatica de la ciudad de Ugarit en la antigua Siria

Reconstrucción informática de la ciudad de Ugarit en la antigua Siria

La Estela de Baal con un Rayo, encontrada en las ruinas de Ugarit.

La Estela de Baal con un Rayo, encontrada en las ruinas de Ugarit.

En los textos de Ras Shamra se alude a Baal como «Zebul (Príncipe), Señor de la Tierra» y «el Jinete de las Nubes». Estos nombres armonizan con una representación de Baal en la que se le muestra sosteniendo en la mano derecha un garrote o maza y en la mano izquierda un relámpago que acaba en una punta de lanza. También se le representa llevando un yelmo con cuernos, lo que parece indicar una estrecha relación con el toro, símbolo de la fertilidad.


Baal era el «hijo» del dios El. En todo el Levante mediterráneo y la mitología cananea se denominaba así (El) a la deidad principal, se lo conocía como «padre de todos los dioses», el dios supremo, creador de todas las cosas, padre de la raza humana y de todas las criaturas. Gran importancia ha tenido en las lenguas semitas hasta nuestros días, “El” en hebreo es dios, en árabe “Alá” viene del mismo vocablo.


En la antigua Canaán y en la moderna Israel no suele llover desde finales de abril hasta Octubre. Las lluvias comienzan, lentamente, desde noviembre y continúan durante todo el invierno hasta abril, gracias a lo cual crece una abundante vegetación. Se creía que los cambios de estación y los efectos subsiguientes eran ciclos producidos por los interminables conflictos entre los dioses. El que cesasen las lluvias y se marchitase la vegetación se atribuía al triunfo del dios Mot (dios de la muerte y la aridez) sobre Baal (dios de la lluvia y la fertilidad), lo que obligaba a este último a retirarse a las profundidades de la tierra.


Por otro lado, se pensaba que el comienzo de la estación lluviosa indicaba que Baal había despertado a la vida, lo que era posible gracias al triunfo de Anat, su hermana y esposa, sobre Mot, permitiendo que su amado Baal volviese al trono.

Relieve del culto a Baal

Relieve del culto a Baal

Los agricultores y ganaderos cananeos posiblemente pensaban que el participar en rituales prescritos —una especie de magia imitativa— durante sus fiestas religiosas estimulaba a sus dioses a actuar según el modelo representado en esas fiestas, y esto era necesario para tener cosechas y rebaños productivos durante el nuevo año, así como para alejar sequías y plagas. De modo que la vuelta a la vida de Baal para ser entronizado y unirse a su consorte se celebraría con ritos de fertilidad licenciosos, caracterizados por orgías sexuales desenfrenadas.

Toda ciudad cananea debió tener su santuario en honor al Baal de su localidad. Asimismo, se nombraban sacerdotes para dirigir la adoración en estos santuarios y en los muchos lugares sagrados que se hallaban en las cumbres de las colinas cercanas y que eran conocidos como «lugares altos». Es posible que en el interior de dichos lugares sagrados hubiese imágenes o representaciones de Baal, en tanto que en el exterior, cerca de los altares, se encontraban las columnas de piedra (probablemente símbolos fálicos de Baal), los postes sagrados que representaban a la diosa Asera y estantes de incienso.

Aunque el culto a Baal y a los dioses cananeos haya quedado restringido a los tiempos bíblicos, grandes son las influencias que tuvieron en el desarrollo de las culturas de toda la zona del levante mediterráneo y hasta el día de hoy se usan en Israel y toda la zona nombres y conceptos que nacen en la mitología y lengua semita cananea.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *