A diferencia de la Iglesia Católica, en la que el Papa es la máxima autoridad, la Iglesia Ortodoxa está dividida en iglesias regionales, una de ellas es la Iglesia Ortodoxa Rusa. En el siglo XIX, cuando el Imperio Otomano se debilitaba, muchos otros imperios, y el imperio Ruso más que otros, compraron propiedades en Jerusalén y construyeron iglesias e instalaciones para los peregrinos rusos. Este es el símbolo de la Iglesia rusa. En la tradición ortodoxa, los pies de Cristo no están atravesados por un solo clavo, como en la católica, sino con dos clavos: uno por cada pie. El travesaño horizontal inferior es para los pies del Crucificado. Uno de sus extremos está un poco alzado: muestra el paraíso, hacia el cual se dirigió el Buen Ladrón crucificado junto a Cristo. El otro extremo, en cambio, se dirige hacia abajo: hacia el infierno, el lugar destinado al otro ladrón, que no se arrepintió.