
El miercoles por la noche comenzará la fiesta de Tu Bishvat. La festividad de Tu Bishvat, es una de las menos conocidas del calendario hebreo.
Durante muchos siglos este «jag» estuvo marginado de los eventos a celebrar en el judaísmo y solo recobró su significado a través de los seguidores del falso mesías Shabetai Tzvi en el siglo 17, de los místicos cabalistas de Tzfat (Safed) en el siglo 16 y con la aparición del sionismo secular en la escena histórica del pueblo judío a fines del siglo 19.
En la Biblia no se menciona ninguna festividad del árbol por la expresa prohibición de cultos paganos politeístas en especial el ritual a la diosa de la tierra, una especie de Pacha Mama si se quiere, la diosa Ashera, cuyo rito se realizaba bajo árboles que tenían grabada su efigie en sus troncos, consorte del dios de la tormenta y la lluvia fecundadora (simboliza su esperma), el dios fenicio cananeo Baal, que en muchos casos era sustituido sincretistamente por el populacho por el mismo Yhwh (véase I Reyes, caps 17-19 y los documentos extrabiblicos contemporáneos a esos relatos historiosóficos de los siglos 9-8 AEC ,de Khirbet-el-Qom y Kuntillet Ajrud)
En cuanto a la ecologia, solo en las leyes marciales del deuteronomio (libro tardío del siglo 7 AEC, tiempos de Josías) se prohíbe talar árboles frutales (los estériles son permitidos) para construir la rampa de la cual se sitian ciudades a conquistar (véase Deuteronomio,cap.20)
En forma clara Tu Bishvat aparece en la Mishná, principal compilación tanaíta rabínica de origen fariseo editada por Rabi Yehudá Hanasi en Tzipori en el siglo 3 DEC.
En sus comienzos, la fecha de Tu Bishvat (día 15 del mes de Shvat, nombre acadio/babilónico) no era una festividad, sino una fecha que se utilizaba para contabilizar impuestos, entre un año impositivo y otro.
En esa fecha se realizaba la separación de los frutos de los árboles: un árbol que dio frutos antes del 15 de Shvat, era considerado impositivamente del año anterior, si diera frutos después de este día, era considerado contablemente para el próximo período fiscal.
Como dijimos antes, la mención de esta fecha como un evento trascendente aparece por vez primera en la Mishná (siglo II-III), junto a otras fechas importantes, en un contexto muy particular:
Los cuatro comienzos de año son:
El primero de Nisan – comienzo del año para los reyes y las fiestas (de peregrinación).
El primero de Elul – comienzo del año para el diezmo del ganado. Rabi Eleazar y Rabi Shimon dicen que es el primero de Tishrei.
El novilunio de Tishrei – comienzo del año para el año sabático (shmitá) y de jubileo; para la plantación y las verduras.
El primero de Shvat – comienzo del año para el árbol, como indica la escuela de Shamai. La escuela de Hillel dice que el 15 de Shvat.
(Mishná, Tratado Rosh Hashana 1:1)
Según dicha fuente, vemos que era uno de los «años nuevos» y de las fechas agrícolas en la época antigua con un significado netamente administrativo y del cual, lamentablemente, no contamos con ninguna otra versión o descripción más detallada.
Luego de ser mencionada en la Mishná, Tu Bishvat fue ignorada durante casi diez siglos en el desarrollo cultural y religioso del judaísmo.
Los primeros testimonios de su «renacer» según algunos historiadores, se encuentran recién con la noticia de la realización de un primigenio acto o ceremonia especial para dicha festividad.
El mismo tuvo lugar en la mística ciudad de Tzfat (Safed), allá por mediados del siglo 16 de la mano de uno de los grandes cabalistas (místicos judíos) de la época, el Rabi Itzjak Luria, más conocido por su apodo Ari Hakadosh y que según dichas revelaciones, fue allí donde se implementó por primera vez la costumbre del Seder (orden, es una clara alusión a la ceremonia ordenada que suele realizarse la noche de Pesaj) de Tu Bishvat.
Dicho Seder, incluía la ingesta de frutas secas, y estaba organizado en el formato del Seder de Pesaj, costumbre traída de Europa por los expulsados de España y Portugal llegados a la Tierra de Israel, hacia fines del siglo 15.
Por otro lado, fuentes alternativas ubican dichos comienzos, en las prácticas de los seguidores del falso mesías Shabetai Tzvi en la Turquía de finales del siglo 17, que consideraron a la fecha como la festividad de su líder y maestro.
Estos «shabetaístas» crearon ceremonias especiales, cánticos y rezos y le integraron la costumbre de comer frutas.
Es de resaltar que el movimiento shabetaísta primitivo, estuvo muy influenciado por las enseñanzas cabalísticas y los escritos místicos del Ari Hakadosh, causa por la cual podemos hallar coincidencias y puntos de encuentro entre ambas tendencias.
La costumbre de realizar un «seder» (ceremonia ordenada y estructurada como en Pesaj) en dicha fecha, la encontramos detallada, un tiempo más tarde, en el libro Jemdat Iamim en el cual se denotan influencias shabetaístas, aparecido en Esmirna, Turquía, allá por 1731-1732.
En este se indica la forma en que debe desarrollarse dicha ceremonia con rezos, cánticos, ingestión de frutas y lectura de diversos textos sagrados y de partes del Zohar (libro central de la enseñanza cabalística atribuido pseudoepigraficamente a Rabi Shimon Bar Yojay en Eretz Israel del siglo 2 DEC, pero en realidad escrito en España del siglo 13 DEC por Rabi Moshe de Leon) relacionados con las frutas y los árboles.
A partir de la publicación del libro Jemdat Iamim y en el posterior complemento Pri Etz Hadar, veinte años después en Tesalónica, Grecia es cuando el jag se empieza a popularizar pasando a ser parte de las festividades del calendario hebreo.
En un principio entre las comunidades sefardíes de Turquía y los países de la zona del Medio Oriente, y luego entre las jasídicas del este europeo, estas últimas fuertemente influenciadas en sus comienzos, por el misticismo cabalístico.
El seder establecido, tiene varios simanim (señales o componentes) que evocan al Seder de Pesaj tradicional.
En el mismo se beben también cuatro copas de vino, pero a diferencia del de Pesaj, el color de las copas de vino a tomar va cambiando gradualmente, comenzando por el blanco, pasando por el rosado y terminando en el tinto oscuro.
Esta costumbre, entre otras interpretaciones, simboliza los cambios del clima y las estaciones. Desde el invierno, simbolizado por el vino blanco (el letargo, la palidez) pasando por el rosado (el comienzo de la primavera y el florecimiento) hasta llegar al rojo intenso del verano.
La costumbre de comer frutas la encontramos detallada en el texto Pri Etz Hadar antes mencionado, se la presenta como una ceremonia compuesta por 32 frutas, divididas en cuatro categorías distintas (por lo visto equiparando también a componentes del Seder de Pesaj).
En las de primera categoría sólo se come la cáscara como, por ejemplo, el algarrobo; en las de segunda se come la parte interna cercana a la cáscara como el mango; en la tercera se come toda la parte externa tal el caso del dátil o la aceituna; en la cuarta se come sólo su parte interna como ser la almendra.
La costumbre de comer frutos de la Tierra de Israel en los diferentes países de la diáspora cobró, a partir de esta festividad, un nuevo significado, expresando la añoranza que los judíos de la diáspora sentían por la Tierra de Israel y el anhelo del retorno a la misma. Los frutos autóctonos de la Tierra de Israel son conocidos como los Shibat Haminim (siete especies) a saber: trigo, cebada, vid, higo, granada, olivo y dátil.
Tanto los shabetaístas como los cabalistas, veían en la realización del citado Seder, de fuertes componentes místicos y mesiánicos, un acto de Tikún Olam (especie de corrección o reparación universal) para expiar pecados anteriores y para acercar la Gueulá, la redención completa de la humanidad.
Los frutos debían ser oriundos de la Tierra de Israel, por eso comenzaron a disecarlos para conservarlos durante la larga travesía a cada comunidad judía del mundo, razón por la cual, comenzó la costumbre existente hasta hoy en día de comer no frutos naturales sino disecados. Con el retorno moderno a Sion mediante el movimiento sionista y la creación del Israel moderno, se volvió a la vieja costumbre de comer frutas naturales del país.
A partir de los comienzos de la Primera Alía a Eretz Israel (la primera inmigración judía sionista pionera), en los años 80 del siglo 19, surge la necesidad de hacer reverdecer nuevamente la tierra, hacerla productiva y fortalecer la relación con la misma de los judíos que comenzaban a llegar a dichas playas.
Aquí se sumó una nueva costumbre: la mitzvá de plantar árboles en la tierra de Israel en Tu Bishvat.
Los primeros indicios de la costumbre de plantar árboles en la Tierra de Israel los conocemos de la moshava IesodHamaalá, en el norte de Israel en 1885.
Empero, la idea de convertirla en una «fiesta de la naturaleza y los árboles» se debe al recordado maestro y educador de la moshava de Zijron Yaakov, el moré y educador Zeev Yavetz, quien en Tu Bishvat del año 1890 llevó a sus alumnos al campo haciéndoles plantar, a pesar de no ser la época ideal, pequeños árboles que luego se convertirían en parte del paisaje de los bosques que hoy florecen en el Estado de Israel.
En el año 1908 la Organización de maestros y maestras jardineras (primer sindicato hebreo en Eretz Israel bajo hegemonía turca), decidió que Tu Bishvat se convierta en una fiesta de la naturaleza, una fiesta de plantaciones (netiot en hebreo).
Yavetz y los primeros jalutzim (pioneros) crearon de esta manera, una nueva tradición que se popularizó rápidamente y que continúa hasta el día de hoy.
En Tu Bishvat se inauguró la Knesset, el parlamento israelí, con 120 diputados que renovó en 1948 la hegemonía judía independiente y democrática en el moderno Estado de Israel, luego de dos milenios de exilio forzado por el imperialismo romano en el primer siglo DEC, con la destrucción del reino judío independiente, y el Segundo Templo.
Con la creación del Estado de Israel, el Ministerio de Educación declaró que Tu Bishvat sería el día del cuidado de la naturaleza y la semana previa al jag, la Semana del cuidado de la naturaleza, la ecología y la protección del medio ambiente, en la red escolar nacional.
Como vemos, de la histórica cultura judía multifacética y variada, podemos rescatar los más diversos valores y contenidos; desde los esencialmente humanistas y pluralistas en algunos casos, hasta aquellos más actuales y relevantes a la realidad en que vivimos hoy, como ser la ecología y el cuidado de nuestro medio ambiente.